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Raíz

Sinopsis…

Raíz es una historia de travesías y encuentros. Es la historia de Arena, que atesoraba, marea tras marea, los tesoros que llegaban a la orilla, y disfrutaba de una vida en la que cada atardecer se parecía al anterior y al siguiente. Hasta que un día, la pleamar trae de las Tierras del Sur una maleta rota, desvencijada y en su interior encuentra… Una sorpresa. Y desde ese día, la vida de Arena cambia.

Raíz es la historia de aquella sorpresa que llegó, de los cuidados de Arena y de la furia del Sol, pero también, de aquel viajero pequeño e inadvertido que supo vencer al miedo, a la voracidad de una oveja hambrienta y a la tozudez de un topo.

Raíz es una historia de superación y crecimiento. Porque encontrar tu lugar en el mundo te hace crecer…

Itziar Pascual, Dramaturgia.

Texto de Dirección sobre la Puesta en Escena

Ser invitado a dirigir a la genuina actriz Eva López y acompañar a mi querida Itziar Pascual a crear esta historia tan especial ha sido un verdadero regalo de la profesión. Qué decir del resto del equipo de artistas, que como gigantes han hecho de esta puesta en escena pura lírica poética del teatro, colmada de la esencia flamenca de nuestra Andalucía y del cálido color del sol africano, un privilegio que me ha conducido, como a hombros del viento del sur a dar forma y esencia a esta aventura llamada Raíz.

Sin el duende flamenco del cante de Ezequiel Pasamontes “Zarrita”, quien encarna la rapsodia del Viento del Sur y el acompañamiento a la guitarra del Niño de la Fragua, sin la experiencia y el ingenio de El Bola de Kaos y de Sandra Díaz, haciendo mis diseños con sus manos una realidad, sin la musicalidad del acertado mestizaje entre la esencia española y la africana de Mariano Lozano, sin la aguja fina de Enedina García, sin la magia de las luces que desvelan cada imagen de Jacinto Castillo o el misterio gráfico y el objetivo de Daniel Ortega, entre muchas otras personas que han colaborado en los pequeños y grandes detalles, nada de esto habría sido posible, gracias a todos sois un espléndido equipo.

El texto de Itziar nos invita a adentrarnos en un universo fantástico, una fábula donde los personajes son símbolos de un universo que nos narra la historia de la escucha, todo mediante la mirada de un pequeño bulbo de baobab que en una maleta llega traído por las olas del mar.

Cuando llegó la propuesta a mis manos, no sabía muy bien por donde comenzar, una de las cosas que me dije, José calla y escucha, que esto va de eso, y así empezó a nacer todo.

Comencé a dar forma a una historia de amor entre el Sol, astro rey y Arena, la materialización del tiempo. De pronto comenzó tímidamente a amanecer el hilo de una historia que poco a poco fuimos escuchando y siguiendo todos.

“Tal vez, y sólo tal vez, el Baobab es el árbol sagrado al que todos acuden a contar sus historias. Bajo su sombra, y entre sus ramas, si pegas el oído, escucharas susurrar al Viento del Sur leyendas como esta que os vamos a contar.”

¿Qué decirles sobre el trabajo de dirección?

En esta puesta en escena he querido contar algo más de lo que cuenta la propia historia, he querido recrear una profunda sensación, que como jándalo del norte en el sur, he sentido durante muchos años en mi trayectoria artística. Eva me invitó a hablar de la Escucha, y yo me pregunté, no tanto que era la Escucha, sino más bien, donde había sentido yo la Escucha.

“Andalucía fue siempre una tierra que me acogió con cariño, luz y música.

No, no quise hablar de Andalucía, sino de lo que en ella vi al escucharla, lo que en esta tierra y sus raíces sentí.

Quise hablar de como siento al mar que bate y se escucha en sus costas, esa mar cálida que viene de lejos, de tierras de África, que huele a playa y a desierto, que huele a tronco enroscado sobre campo de piedra terrosa.

Quise hablar de ese sol que te baña el alma, de la caricia suave de sus rayos y de su brisa joven, que te enamora entre las olas y te golpea como el puro fuego tierra adentro, donde no parece existir agua, ni nubes, sólo cierta lágrima de rabia, o algún manantial escondido en alguna garganta.

Quise hablar de ese olor a flamenco, de ese quejío que canta para ser escuchado, de esa voz rota llena de curvas y galopes, de llantos y sentido, de ese ademán flamenco encarnado en una actitud, de ese sagrado palmear ahuecado y esa caja jonda que viene del suelo y te atraviesa como sabia bendita.

Quise hablar del silencio de un gesto, de las miradas cruzadas gitanas, de la furtiva pupila oscura bajo el sol envuelta en azahar, de las nanas encaladas, de eso y más quise hablar.

De la fiesta del alma, de una calimba lejana, juguetona, del aroma a salto y a hierba seca, a Pachuli y a té moruno, quise hablar de la piel oscura, quise hablar de las danzas que ondulan sin velos bajo las pieles mestizas y de color canela, quise hablar de la luna que baila con pies descalzos y de su siempre cálido Viento del Sur.

Quise hablar del que espera, del que sueña, del que suplica por amor, del que de la esperanza vive, del que lucha, baila y del que ama, del que protege, quise hablar de aquel que se siente engañado, dolido, mordido en la oscuridad y la traición, del que se siente engullido, utilizado, usado, perdido, de aquel que sin darse cuenta arrasa sin sentido.

Quise hablar de que un objeto, algo sin vida, a veces puede estar más vivo que el ser que lo descubre; de que un títere, más allá de estar manipulado, puede ser él el que te conduzca y te transporte hasta el misterio. Que para abrazar como lo haría el Sol no hacen falta brazos, que para que las mareas te cojan de la cintura y te crezcan hasta la garganta no hace falta más que el eclipse de un desprecio rojo. Que no hay canto sin silencio, ni llanto sin cuerpo que se arrastra, que no hay dios sin plegaria, sin rezo.

Quise hablar que uno es varios siendo solo uno, que un traje hace que un títere engulla a un ser, que el viento tiene voz de hombre y cuerpo de mujer.

Quise hablar hasta que se acabaron mis palabras, las quise decir en el silencio del mimo, escribiéndolas en el cuerpo, quise decirlas sobre los callados hechos, quise decir las palabras para darme cuenta que poco dicen cuándo lo que tienen es que escuchar.

Con versos y en silencio nació la música. Con la música se inflamó el movimiento, se ordenaron las miradas, y con ellas el pensamiento. Todo, desde un soplo, hizo que lo que era cartón se hiciera vida, lo que era objeto fuera siervo del deseo y así nació el viaje en busca de una tierra donde la raíz fuera la base de la escucha.

Así empezó esta historia que habla de nosotros, de nuestra escucha, de nuestras raíces, de nuestra soledad y nuestro encuentro.”

Nace así una puesta en escena que aúna múltiples disciplinas, combinando la música y el cante flamenco que toma la narración del Viento del Sur, con los ritmos y sonidos de la tribal África que nos trae el mar.

Fusiona la Danza Teatro con el Arte del Gesto Teatral, dando nacimiento a personajes que con sencillos recursos expresivos y estéticos encarnan a los protagonistas de nuestra historia y nos sumergen con sensibilidad y emoción en cada uno de los episodios.

Con la actitud y el juego interpretativo del mimo, con pinceladas de la danza de Oriente y la relación con los misteriosos objetos, aparecen poéticas narrativas de escena, que van desvelando el argumento de esta historia. Especialmente a través de la acción, consiguiendo una forma expresiva no verbal que nos conduce hasta un lenguaje universal, accesible a todas las lenguas y culturas, pero también a todas las edades y públicos diferentes.

Como hilo conductor, se presenta el universo del Teatro de Objetos, donde su protagonista, Raíz, es una marioneta que retrata a un bulbo de Baobab que según va transitando la obra va creciendo y desarrollándose hasta llegar a ser un bello árbol, el árbol de la escucha.

Junto a esta marioneta, escenográficamente hemos llevado a cabo una investigación mediante los límites del Títere ¿dónde empieza y donde acaba un títere? o cuando podemos contemplarlo como tal.

Figuras como el Sol que se mueve bailando suspendido en el espacio por medio de resortes unidos al cuerpo de Arena, un reloj de arena, deja caer un hilo de fina arenilla sobre el lecho de la anfitriona, reloj que marca el paso del tiempo hasta la llegada de Raíz. La Mar que es un gran vestido de cola azul, que se extiende por el escenario hasta proscenio y abraza al cuerpo de Arena en una ondulación que la acompaña en sus danzas.

Trajes que engullen a la actriz hasta hacerla desaparecer, y así, cual máscara gigante surgen personajes que a su vez interactúan con otras figuras.

Decorados que cambian de modo artesanal vista a público u objetos que juegan símbolos universales, son los que terminan de culminar la escenoplástia del espectáculo haciendo germinar decenas de imágenes que dotan de un halo poético a nuestra historia. Un unipersonal de una hora, donde se ve en muchas ocasiones, a la actriz encarnando a un personaje, mientras interactúa con un títere, tal vez después de venir de desdoblarse de otro personaje, en un verdadero performance de transformismo, para seguramente terminar la escena encarnada en otra máscara, todo, mientras desarrolla la escena con el títere… Crear un espectáculo de estas condiciones, es no solo dirigir la interpretación de la actriz y de la marioneta, sino crear los diseños de cada personaje, títeres y vestuario, decorados y practicables, dibujos que fueron un deleite elaborar y un delirio que las manos artesanas lo pudieran construir. Todo orquestado en un musical donde se combina danza, canto, música, objeto, títere, mimo y teatro.

Una maravillosa aventura en la creación de un montaje que ha llevado casi dos años de trabajo, un trabajo dúctil como para ser jugado al exterior en un festival o en el interior de un teatro.

Un espectáculo con un mensaje necesario en un tiempo en el que la sordera está de moda y la escucha es tal vez nuestro salvavidas.

José Piris Pereda. Dirección y Puesta en Escena. Diseño de Escenografía, Marioneta y Vestuario

Ficha Artística

  • Dramaturgia: Itziar Pascual
  • Dirección: José Piris
  • Interpretación: Eva López
  • Música original y espacio sonoro: Mariano Lozano
  • Música original Flamenco: Ezequiel Pasamontes ‘Zarrita’ (Voz) y David Delgado “El Niño de la Fragua” (Guitarra)
  • Arreglos y adaptación de la interpretación musical en directo: Ezequiel Pasamontes ‘Zarrita’
  • Diseño del títere: José Piris
  • Elaboración del títere: El bola de Kaos
  • Diseño de escenografía: José Piris
  • Realización escenografía: El bola de Kaos
  • Realización del Mar: Sandra Díaz
  • Diseño vestuario: José Piris
  • Realización vestuario: Enedina García
  • Diseño de iluminación: José Piris
  • Técnico de luz y sonido: Jacinto Castillo
  • Coreografía Bulería: Mayte Beltrán
  • Coreografía Final: Keka Manzano
  • Resto coreografías: Eva López
  • Manta de noche: Herminia Sánchez
  • Maleta Pop-up: Leo Giménez, Alejandro Lara y Marion Mieze

Rider

Equipo de luces
  • 25 PCs de 1000w, alternativamente 17 PCs y 8 Fresnel de 1000w
  • 3 recortes 15-30o de 750w
  • 2 recortes 25-50o de 750w
  • 2 botes de Par56/64
  • Mesa de control de iluminación
Equipo de sonido
  • Ordenador para disparar los tracks
  • PA para público
  • Monitor para escenario
  • Micrófono inalámbrico de diadema tipo Sennheiser SK100 G3
  • Mesa de control de sonido
Tiempo de montaje
  • Escenografía y atrezzo: 3 horas y media
  • Montaje aparatos: 2 horas
  • Dirección y programación: 2 horas
Tiempo de desmontaje → 1 hora y media
Espacio escénico necesario
  • 9 metros de ancho
  • 7 metros mínimo de fondo
  • 4 metros de alto

IMPORTANTE: En sala se necesita, como medio indispensable, dos varas para enganchar dos elementos para la puesta en escena.

Plano de Luces “Raíz” Awa Teatro